El ritmo de la vida de nuestros días es muy intenso y vivimos presos de las obligaciones y el estrés cotidianos. Sin embargo, tomarse un descanso durante el día es un hábito muy saludable para despejarnos y recobrar fuerzas y continuar hasta finalizar nuestra jornada.
Sea por los condicionantes de la sociedad moderna o por otras razones, los seres humanos se diferencian de un 85% de entre todas las especies de mamíferos por el hecho de descansar solo una vez al día.
Dormir la siesta es un buen paliativo para cubrir los déficits de descanso que tenemos y puede brindarnos una serie de beneficios muy importantes para la salud que incluyen mejorar la concentración y la capacidad intelectual, la salud cardiovascular, reducir el estrés e inclusive controlar el peso.
“No puedo permitirme la siesta porque no tengo tiempo”
La frase típica con la que argumentamos nuestra falta de descanso es un mito que hoy vamos a derribar por tratarse de algo falso. Veamos por qué: decimos que no tenemos tiempo para descansar pero si lo tenemos para trabajar cansados, agotados, y desconcentrados. ¿Cuánto tiempo insume una siesta? Aquí te respondemos con otra pregunta aún más interesante… ¿sabías que dormir la siesta solo podría demandarte unos pocos minutos? Efectivamente, no se trata de CUANTO duermas sino de COMO lo hagas, es decir es una cuestión de CALIDAD y no tanto de CANTIDAD. Muchas veces un pequeño descanso de 20 minutos es suficiente para reanimarnos y permitirnos continuar con más vigor y fuerza.
Parece que para estar bien de salud el sistema nos exige ser cada día mas eficientes y productivos, aún quedándonos sin el descanso necesario que es el COMBUSTIBLE que nos permite seguir siéndolo. ¿te has dado cuenta que después de una siesta puedes realizar tu trabajo con mayor facilidad, concentración o entusiasmo? Entonces, si dormir la siesta hace bien a tu cuerpo y mente, esos resultados beneficiosos también se trasladarán al resto de las actividades o tareas que realices.
Y peor aún es que muchos de nosotros aún hemos llegado a sentirnos culpables por permitirnos una siesta, cuando en realidad es tu cuerpo el que habla por medio del sueño que sientes para decirte: ¡Eh, detente un instante, necesito descanso!
Una aclaración: dormir demasiado tiempo la siesta puede provocar trastornos durante la noche en lo que respecta a conciliar el sueño y, a la vez, desorienta nuestro “reloj biológico” por lo cual se recomienda no dormir una siesta que supere una hora o hora y media diarios.
La siesta asociada a la salud del corazón
Un estudio científico realizado en Grecia con hombres adultos que dormían la siesta a la tarde al menos 3 veces por semana reveló que estos tenían un 37% de riesgo menor a padecer alguna enfermedad cardíaca o cardiovascular comparados con quienes nunca tenían este habito de descansar.
Aún la misma NASA se ha preocupado en investigar acerca de estos efectos benéficos que aporta la siesta: un estudio de 1995 realizado sobre 747 pilotos reveló que quienes se les había permitido descansar por el espacio de 40 minutos al día demostraron mejorar su rendimiento de vigilancia comparados con el grupo de pilotos que permaneció sin gozar de ese tiempo de descanso.
Por otro lado, una investigación llevada a cabo en 2008 encontró que el dormir la siesta supera en sus beneficios a la cafeína en lo que se a memoria verbal, capacidad motriz y aprendizaje perceptual se refiere. Esta conclusión pudo ser alcanzada tras una experiencia en la que un grupo se le permitió dormir la siesta y a otro, consumir cafeína. El primero manifestó mejor desempeño que el segundo.
A continuación te compartimos los beneficios más importantes que conlleva dormir la siesta:
– Ayuda a mejorar el rendimiento físico e intelectual
– Es saludable para el corazón
– Ayuda a mejorar la memoria
– Reduce el estrés y aumenta nuestros niveles de energía
– Mejora el estado anímico
– Ayuda a la reparación celular y detiene el envejecimiento
– Mejora nuestra capacidad de reacción y estado de alerta
– Fortalece e sistema inmune y reduce el riesgo a contraer enfermedades que aparecen por déficit de sueño.
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