Llegas del trabajo cansado, tal vez con ganas de comer algo e irte a dormir pero algo dejaste sin hacer o hiciste mal y allí está parada tu mujer para decírtelo en voz alta. Seguramente muchos hombres, en esta misma situación, preferirían hacer a un lado su sueño antes de sufrir la tortura de escuchar como ellas siguen hablando, pero ¿por qué los hombres no soportan la voz de las mujeres? ¿cual es la razón de su intolerancia a la voz femenina?
Apuesto a que alguna vez has oído un diálogo como el siguiente:
H -Basta, deja ya de gritar!!! no soy sordo!!!
M – ¿Pero quién esta gritando, estas loco?
H -¿Es que no sabes hablar de otra forma que no sea chillando?
M -Eres tú el que nunca me escuchas.
H -Ya estoy harto de escucharte hablar como loro todo el santo día!!!
M -Eres un insensible, un egoísta, nunca quieres prestarme atención. Solo te importas tu mismo!!
Ahora bien, sin entrar en la polémica de quien tiene la razón en las discusiones de hombres y mujeres ni hacer bandera del feminismo ni del machismo, vamos a explicarte este curioso fenómeno bajo el cristal de la ciencia, es decir, objetivamente.
Existe un dato cierto que lo explica: la voz de las mujeres agota el cerebro del hombre. Si, tal como lo lees, se trata de un estudio científico encabezado por el profesor Michael Hunter de la Universidad de Sheffield, quien publicó estas conclusiones para la revista Neuroimage, una edición sobre ciencia. Para la realización de esta investigación fue necesario aplicar resonancias magnéticas.
Los resultados de dicha investigación señalan que el tono femenino puede ser absorbido por toda el área auditiva del cerebro de los hombres, mientras que la voz de ellos únicamente ocupa el área subtalámica del cerebro de ellas, es decir, su incidencia es menor. Esto explica el por qué un hombre no pueda mantener el dialogo con una mujer durante un tiempo muy prolongado.
A la luz de estos datos científicos contundentes sería posible explicar por qué muchas mujeres se quejan de que sus hombres no le prestan atención, se comportan indiferentes o por su incapacidad para escucharlas hablar durante mucho tiempo.
Si bien existen tonos de voz femeninos más chillones que otros también es cierto que hay hombres con menos paciencia que otros. No todo debiera obedecer a una cuestión de naturaleza fisiológica, también seguro intervienen otros factores como el carácter y personalidad de cada uno. Lo cierto es que nada puede hacerse contra este dato contundente: la voz de las mujeres agota el cerebro del hombre. ¿Recién ahora lo dicen? dirán muchos, pues es mejor tarde que nunca. Aceptarlo tanto para unos como para otras pueda tal vez ser el comienzo de la solución de muchas asperezas y discusiones comunes en la pareja y el matrimonio.
Así que ya sabes, si tu hombre ha dejado de prestarte toda la atención que te mereces o se agobia demasiado con tus diálogos, intenta hablarle menos o más bajo, ¡haz la prueba y nos cuentas! Y tu hombre, si la voz de tu mujer te lastima los timpanos o el cerebro, solo hacelo saber de una manera dulce, simpática y sin lastimar sus sentimientos.
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